Lichtenstein al desnudo.El mundo.es 22/02/2013

'Mujer con luz de sol', en la exposición de Lichtenstein en Londres. | C. Fresneda

Mujer con luz de sol’, en la exposición de Lichtenstein en Londres. | Carlos  Fresneda

«Yo puedo explicar la fascinación del último Lichtenstein por los desnudos…» Dieciséis años después de la muerte del precursor del Pop Art, Erica Wexler ha decidido contarlo «todo»(…).

El cuerpo femenino fue efectivamente la obsesión del pintor en su última década, y la gran sorpresa reservada para sus admiradores y detractores. Ahí tenemos los ‘Desnudos con Pelota de Playa’, en homenaje a su idolatrado Picasso. O los ‘Dos desnudos’, con claras referencias lésbicas. O la escultura metálica ‘Galatea’, con la esencia de la mujer reducida a vientre, pechos y un mechón de pelo rubio.

(…) «Soy yo quien le inspiró también el ‘Gran Interior con Tres Reflejos’. Antes de que mi llegada, las chicas que dibujaba estaban tristes o deprimidas. En sus últimas obras aparecen sin embargo serenas y alegres».

'Desnudo azul'. | C. F.

Desnudo azul’. | C. F.

A sus 44 años, Erica Wexler (hija del guionista de ‘Fiebre del Sábado Noche’, Norman Wexler) ha reaparecido a tiempo para la promoción de su último disco, ‘Sunlit Night’, y la primera gran retrospectiva de su «amado Roy» tras la muerte por una neumonía que le soprendió, precisamente, pintando su último gran desnudo en 1997.

(…)Lichtenstein llevaba cultivando esporádicamente el desnudo desde 1974 con ‘Estudio con una modelo’. Tal y como reconoce su viuda, Dorothy, la Venus del Milo fue objeto de su temprana devoción, al igual que los desnudos de Picasso, Matisse y Cézanne. Ahora parece claro que el impulso final se debió muy posiblemente a su relación con Erica Wexler, que fue a Lichtenstein lo que Marie-Thérèse a Picasso.

(…)En 1993, coincidiendo con su retrospectiva en el Guggenheim, Lichtenstein pasó al parecer por un período de difícil transición creativa y preguntó a su musa que le ayudara a dar el siguiente paso… «Me preguntó que qué debía hacer, y yo le respondí: ‘¿No le gustan los desnudos a los artistas al llegar a tu edad, como a Degas y Renoir?’. Se quedó pensando y dijo: ‘Interesante'».

Durante una breve entrevista en el Guggenheim, el propio Lichtenstein nos confesó entonces que había entrado en un nuevo período creativo. Sus ‘Dos desnudos’ estaban por entonces ocultos y apoyados contra la pared en su estudio de Southampton. Lo que nadie sospechaba era el alcance de su renovada pasión por el cuerpo femenino, que pone el colofón a las 125 obras en la muestra en la Tate Modern.

Otra de las obras del artista expuestas en la Tate Gallery. | C. F.

Otra de las obras del artista expuestas en la Tate Gallery. | C. F.

«Es doloroso pensar que Lichtenstein estaba completando su último y monumental desnudo de pie cuando se lo llevaron al hospital», apunta Sheena Wagstaff, directora de Arte Moderno y Contemporáneo del Metropolitan. «Ahí queda sin embargo como su última contribución a una tradición artística de más de 2.000 años. La noción de cambio en él, fue la de la variación en la persistencia, innovando pero siendo al mismo tiempo fiel al estilo que le definió hasta el final».

«Los desnudos, los paisajes chinos y la vuelta ocasional a la abstracción marcan la última etapa de Lichtenstein y le proyectan más allá de la etiqueta fácil del Pop Art», sostiene la española Iria Candela, comisaria adjunta de la Tate Modern. «Lichtenstein ha sido tal vez uno de los artistas más influyentes a finales del siglo XX. Sin duda, quien más ha hecho reflexionar sobre el papel del pintor en un mundo mecanizado y tan saturado de imágenes como el que vivimos». (…)

A primeros de los 60, tras su salto del expresionismo abstracto al Pop Art con ‘Mira Mickey’, Lichtenstein explota al mismo tiempo el filón de los comics de guerra y el mundo tormentoso los sentimientos. Sus ‘mujeres’ –casi siempre rubias, casi siempre tristes- son como maleables muñecas que sufren, lloran o desesperan casi siempre por su novio, al otro lado del teléfono o evocado simplemente por su nombre. A esa etapa pertenecen dos de sus obras más reconocibles: ‘Sin esperanza’ y ‘La chica que se ahoga’: ¡No me importa! Mejor me hundo que pedirle ayuda a Brad’.