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Obama ante el examen de las urnas

A mediados de su mandato, el presidente estadounidense somete su política al veredicto del electorado. Y las encuestas vaticinan que Obama, que en Europa es más popular que en su país, no saldrá demasiado bien parado.

De acuerdo con los sondeos, es probable que mantenga su mayoría en el Senado, pero pierda escaño en la Cámara de Representantes. Y, cualquiera que sea el resultado, de antemano está claro que el carisma del presidente ya no cautiva de la misma forma a los estadounidenses, aquejados sobre todo por las preocupaciones económicas. Deutsche Welle, 01-11-2010

Obama, segunda parte

Nada puede salvar ya a los demócratas del desastre del 2 de noviembre. Cualquiera que sea el resultado final, el Congreso saliente será notablemente más conservador y Barack Obama tendrá las manos atadas para continuar su proyecto de cambio. Ahora todos, con el presidente a la cabeza, empiezan a pensar en 2012.

Obama está en la obligación de transformar su derrota del martes en el inicio de una nueva presidencia (…). Obama intentará contraponer a ese radicalismo un rostro de concordia. (…) expresó su confianza en que «cuando los votos sean emitidos y la elección acabe, dejemos arrumbado esa clase de partidismo y trabajemos juntos, tanto si ganamos como si perdemos como si empatamos». El País 01-11-2010

La mayoría de los estadounidenses cree que «las cosas van mal»

El 74% de los estadounidenses cree que «las cosas van mal para el país», según una encuesta divulgada hoy en la que sólo uno de cada cuatro entrevistados dijo que las cosas «van bien». La encuesta se llevó a cabo en la última semana antes de las elecciones. A pesar del desencanto generalizado, el 55% de los encuestados opina que dentro de un año las cosas irán mucho mejor. El País 01-11-2010

Claro queda que, tras las elecciones del martes, Obama necesitará recobrar la confianza de miles de estadounidenses descontentos o al menos decepcionados por la lentitud de las reformas prometidas. Estas reformas, entre las que se encuentra la reforma sanitaria, además ahora, corren el riesgo de paralizarse si esa pérdida de confianza se traduce en una disminución de apoyos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes donde los demócratas pueden perder la mayoría.