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Por: Sandro Pozzi | 29 de diciembre de 2011
El equilibrio de poder en el Pacífico cambia con rapidez. Si las pequeñas islas del sur miraban hasta ahora hacia la costa de California en EE UU como punto de guía, ahora su referencia es China. Eso explica que Samoa haya decidido mover la línea imaginaria que marca el cambio de fecha en el calendario. Un salto hacia el futuro que no da sola -le compañada Tokelau.
Samoa es de los últimos territorios en despedir el día. Eso le coloca a 18 horas de Pekín, 11 de Madrid y cinco de Nueva York. Retando a los dioses, y a riesgo de enfadarlos, advierten los religiosos, con este garabato en el mapa buscan ponerse por delante y ser los primeros en saludar la jornada. La isla saltará del 29 al 31 diciembre, y se pondrá tres horas por delante de Sídney.

Los 193.000 saomanos se perderán el viernes mientras duermen. Un juego similar al que se experimenta cuando se cruza la Línea Internacional de Cambio de Fecha, pero sin moverse de la cama. A los 1.200 habitantes de Tokelau deben seguirlos, por su vinculación a Samoa. No afectará, sin embargo, a la Samoa dependiente de EE UU, que seguirá del lado que despide el día.

Es otro ejemplo más de como EE UU está perdiendo influencia en el mundo. Cuando se definió el trazado en 1884, Samoa estaba en el lado oriental de la línea. Ocho años después, optaron por pasar al lado estadoundiense, para facilitar el comercio con la mayor potencia del planeta. Ahora consideran que su posición les hace perder dos días de negocio con Australia, Nueva Zelanda y China.
«Se perderán el 30 de diciembre de 2011, pero ganarán grandes oportunidades para hacer negocio», señalaba en un artículo el Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista chino, que no dejan de pasar por alto el poder que el país emergente está ganando en el sur del Pacífico Asiático. Saoma fue de los primeros países en la zona en reconocer a la República Popular de China.